oraditas.
– Puedo hacer unos bifes con mucha ensalada. Tu padre se puede terminar el puchero del mediodía si no está lleno. ¿Por qué tiene que regalarle un pollo a ese zapatero?
– Al padre de Violeta le escriben de Italia más que a nosotros.
– Es hora de que me vuelva a casa; de cena voy a hacer croquetas, que le gustan a los nenes y Tito las come si se las pongo en la mesa sin decirle nada.
– Yo no sé por qué no va a ver al médico.
– Papá quiero que me mates un pollo para el domingo.
– Yo he comido siempre de todo y nunca he tenido nada.
– Qué hombre más cabeza dura, te crees que todos pueden comer como bueyes como vos, qué cabeza dura.
– Tito tiene el estómago arruinado, a la fuerza tiene que cuidarse.
– Y el hermano es igual, ya se ve que son delicados de estómago, de familia ya vienen así.
– No de familia, fue la cuñada que le terminó de arruinar el estómago a Tito, ya de novio se me quejaba de ias digestiones, yo le preguntaba qué había comido y siempre era lo mismo: comidas fuertes.
– Cuando Tito vivía con el hermano ya se quejaba del estómago.
– Mi cuñada veo que les sigue haciendo esos guisos mal hechos, le da gusto a la comida a fuerza de pimentón, lo único en que piensa es en ponerle pimentón.
– Está siempre en la calle esa mujer, ¿qué tiempo le puede quedar para la cocina?
– Un guiso bien hecho tiene que llevar tiempo, y vigilancia. Vos mamá no sabés cómo ayuda tener plantas de verdura acá en tu casa, porque si no resultan mucho las cosas que hay que tener en cuenta para comprar, toda clase de verduras y condimentos que no sean pesados. No te tiene que faltar albahaca, romero, y montones de perejil. Y ella nunca tiene nada en la despensa, así que a último momento le echa pimentón a la olla y cualquier comida l
– Puedo hacer unos bifes con mucha ensalada. Tu padre se puede terminar el puchero del mediodía si no está lleno. ¿Por qué tiene que regalarle un pollo a ese zapatero?
– Al padre de Violeta le escriben de Italia más que a nosotros.
– Es hora de que me vuelva a casa; de cena voy a hacer croquetas, que le gustan a los nenes y Tito las come si se las pongo en la mesa sin decirle nada.
– Yo no sé por qué no va a ver al médico.
– Papá quiero que me mates un pollo para el domingo.
– Yo he comido siempre de todo y nunca he tenido nada.
– Qué hombre más cabeza dura, te crees que todos pueden comer como bueyes como vos, qué cabeza dura.
– Tito tiene el estómago arruinado, a la fuerza tiene que cuidarse.
– Y el hermano es igual, ya se ve que son delicados de estómago, de familia ya vienen así.
– No de familia, fue la cuñada que le terminó de arruinar el estómago a Tito, ya de novio se me quejaba de ias digestiones, yo le preguntaba qué había comido y siempre era lo mismo: comidas fuertes.
– Cuando Tito vivía con el hermano ya se quejaba del estómago.
– Mi cuñada veo que les sigue haciendo esos guisos mal hechos, le da gusto a la comida a fuerza de pimentón, lo único en que piensa es en ponerle pimentón.
– Está siempre en la calle esa mujer, ¿qué tiempo le puede quedar para la cocina?
– Un guiso bien hecho tiene que llevar tiempo, y vigilancia. Vos mamá no sabés cómo ayuda tener plantas de verdura acá en tu casa, porque si no resultan mucho las cosas que hay que tener en cuenta para comprar, toda clase de verduras y condimentos que no sean pesados. No te tiene que faltar albahaca, romero, y montones de perejil. Y ella nunca tiene nada en la despensa, así que a último momento le echa pimentón a la olla y cualquier comida l
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