La dama número trece читать онлайн

Скачать книгу La dama número trece

onces sucede algo.Lenta pero perceptiblemente, la cabeza de la mujer comienza a moverse,no quiero soñargira hasta quedar boca arriba, se incorpora con torpes sacudidas y se apoya en el cuello cortado. Sus ojos se abren de par en parno quiero soñar más y habla.– No quiero soñar más.El médico, un hombre corpulento de cabellos y barba sorprendentemente blancos, frunció el ceño.– Los somníferos no van a ayudarle a no soñar -advirtió.Hubo una pausa. El bolígrafo planeaba sobre la receta sin posarse. Los ojos del médico observaban a Rulfo.– ¿Dice que siempre es la misma pesadilla?… ¿Quiere contármela?– Contada no es igual.– Pruebe, de todas formas.Rulfo desvió la vista y se removió en el asiento.– Es muy complicada. No sabría.En la consulta no se escuchaba el menor ruido. La enfermera dirigió sus parpadeantes ojos negros hacia el médico, pero éste seguía observando a Rulfo.– ¿Desde cuándo lleva soñando lo mismo?– Desde hace dos semanas, no todas las noches, pero sí la mayoría.– ¿En relación con algo que usted sepa?– No.– ¿Nunca había tenido sueños así?– Nunca.Leve rumor de papeles.– «Salomón Rulfo», un nombre curioso…– La culpa es de mis padres -replicó Rulfo sin sonreír.– Ya imagino. -El médico sí sonrió. Su sonrisa era amplia y afable, como su rostro-. «Treinta y cinco años.» Muy joven todavía… «Soltero…» ¿Cómo es su vida, señor Rulfo? Quiero decir, ¿en qué trabaja?– Estoy en paro desde finales del verano. Soy profesor de literatura.– ¿Cree que le está afectando mucho esa situación?– No.– ¿Tiene amigos?– Algunos.– ¿Amigas? ¿Novia?– No.– ¿Es feliz?– Sí.Hubo una pausa. El médico dejó el bolígrafo a un lado y se frotó el rostro con las manos. Tenía unas manos grandes y gruesas. Luego retornó a los papeles y reflexionó. Aquel ti
1 2 3 4 5 6 ... 357 358
Навигация с клавиатуры: следующая страница - или пробел, предыдущая -
Тёмный фон Светлый фон

Загрузка

Загрузка ...