l relato breve disfruta hoy en nuestro país de un momento de innegable esplendor literario como la de que sigue relegado a un sombrío segundo plano a nivel crítico y editorial. Los cuentos aquí seleccionados, aparte del indudable valor literario, contienen recuerdos, elementos costumbristas, caricaturas, filias y fobias, referidos a la personalidad del autor, a la peripecia íntima de los individuos, proyección del escritor que, por encima de todo, busca el "no morir", es decir, la inmortalidad -la del alma, si es posible, pero, en cualquier caso, la de la fama- del nombre en las generaciones venideras. En la tensión entre el hombre solitario que era y la compacta humanidad para la que escribía estableció don Miguel todas las tensiones.
Unamuno, protagonista de su vasta obra
La obra íntegra de Unamuno refleja en última instancia su omnipresente personalidad, cuidadosamente configurada como un personaje más y éste referido a una suerte de Unamuno profundo, insobornable "yo" que abarcaba los hasta cuatro "yoes" que, siguiendo a Oliver Wendel Holmes en una conocida broma literaria, distinguía el escritor: el que uno es, el que uno piensa que es, el que uno quiere ser, el que los demás piensan que es uno. Harriet S. Stevens ha descrito muy bien cómo los cuentos le tienen por protagonista: "Encarna unas veces en el personaje, revistiendo apariencia distinta de la suya, ocultándose apenas tras él; en otras narraciones se incluye en el relato como dialogante o monologante, y con sus preguntas y comentarios provoca confesiones, reminiscencias. Escucha al personaje y advierte cómo, por su comportamiento y sus palabras, éste va creándose. Los cuentos son conversacionales, tejidos con rumores, chismes de casino, cuchilleos de balco
Unamuno, protagonista de su vasta obra
La obra íntegra de Unamuno refleja en última instancia su omnipresente personalidad, cuidadosamente configurada como un personaje más y éste referido a una suerte de Unamuno profundo, insobornable "yo" que abarcaba los hasta cuatro "yoes" que, siguiendo a Oliver Wendel Holmes en una conocida broma literaria, distinguía el escritor: el que uno es, el que uno piensa que es, el que uno quiere ser, el que los demás piensan que es uno. Harriet S. Stevens ha descrito muy bien cómo los cuentos le tienen por protagonista: "Encarna unas veces en el personaje, revistiendo apariencia distinta de la suya, ocultándose apenas tras él; en otras narraciones se incluye en el relato como dialogante o monologante, y con sus preguntas y comentarios provoca confesiones, reminiscencias. Escucha al personaje y advierte cómo, por su comportamiento y sus palabras, éste va creándose. Los cuentos son conversacionales, tejidos con rumores, chismes de casino, cuchilleos de balco
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