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Название книги: Como Me Hice Monja
Автор(ы): Cesar Aira
Жанр: Современная проза
Адрес книги: http://www.6lib.ru/books/Como-Me-Hice-Monja-192769.html
1
Mi historia, la historia de "cómo me hice monja", comenzó muy temprano en mi vida; yo acababa de cumplir seis años. El comienzo está marcado con un recuerdo vívido, que puedo reconstruir en su menor detalle. Antes de eso no hay nada: después, todo siguió haciendo un solo recuerdo vívido, continuo e ininterrumpido, incluidos los lapsos de sueño, hasta que tomé los hábitos.Nos habíamos mudado a Rosario. Mis primeros seis años los habíamos pasado, papá, mamá y yo, en un pueblo de la provincia de Buenos Aires del que no guardo memoria alguna y al que no he vuelto después: Coronel Pringles. La gran ciudad (era lo que parecía Rosario, viniendo de donde veníamos) nos produjo una sensación inmensa. Mi padre no demoró más que un par de días en cumplir una promesa que me había hecho: llevarme a tomar un helado. Sería el primero para mí, pues en Pringles no existían. Él, que en su juventud había conocido ciudades, me había hecho más de una vez el elogio de esa golosina, que recordaba deliciosa y festiva aun
Название книги: Como Me Hice Monja
Автор(ы): Cesar Aira
Жанр: Современная проза
Адрес книги: http://www.6lib.ru/books/Como-Me-Hice-Monja-192769.html
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Mi historia, la historia de "cómo me hice monja", comenzó muy temprano en mi vida; yo acababa de cumplir seis años. El comienzo está marcado con un recuerdo vívido, que puedo reconstruir en su menor detalle. Antes de eso no hay nada: después, todo siguió haciendo un solo recuerdo vívido, continuo e ininterrumpido, incluidos los lapsos de sueño, hasta que tomé los hábitos.Nos habíamos mudado a Rosario. Mis primeros seis años los habíamos pasado, papá, mamá y yo, en un pueblo de la provincia de Buenos Aires del que no guardo memoria alguna y al que no he vuelto después: Coronel Pringles. La gran ciudad (era lo que parecía Rosario, viniendo de donde veníamos) nos produjo una sensación inmensa. Mi padre no demoró más que un par de días en cumplir una promesa que me había hecho: llevarme a tomar un helado. Sería el primero para mí, pues en Pringles no existían. Él, que en su juventud había conocido ciudades, me había hecho más de una vez el elogio de esa golosina, que recordaba deliciosa y festiva aun
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