nseguida descubrió a Rydberg, que estaba al lado de un castaño alto. El tronco era tan grueso que daba sombra a todo el hombre. Wallander lo descubrió sólo gracias a que era el único escondrijo posible desde donde se podía controlar toda la casa amarilla.
Kurt Wallander se deslizó en la sombra del gran tronco. Rydberg tenía frío. Se frotaba las manos y golpeaba el suelo con los pies.
– ¿Ha pasado algo? -preguntó Kurt Wallander.
– No mucho en doce horas -contestó Rydberg-. A las cuatro se fue a una tienda a comprar. Dos horas más tarde salió a cerrar la verja, que se había abierto por el viento. Pero está alerta. Me pregunto si, a fin de cuentas, no tendrás razón.
Rydberg señaló una casa junto a la de Rune Bergman.
– Está vacía -dijo-. Desde dentro del jardín se domina la calle y la puerta de atrás. Por si se le ocurriera salir por allí. Hay un banco donde sentarse. Si llevas ropa de abrigo.
Kurt Wallander había visto una cabina de teléfonos camino de la casa de Bergman. Le dijo a Rydberg que llamara a Norén. Si no había pasado nada importante podía irse en su coche a casa.
– Vendré sobre las siete. No te mueras de frío.
Desapareció sin hacer ruido. Kurt Wallander estuvo un rato obs
Kurt Wallander se deslizó en la sombra del gran tronco. Rydberg tenía frío. Se frotaba las manos y golpeaba el suelo con los pies.
– ¿Ha pasado algo? -preguntó Kurt Wallander.
– No mucho en doce horas -contestó Rydberg-. A las cuatro se fue a una tienda a comprar. Dos horas más tarde salió a cerrar la verja, que se había abierto por el viento. Pero está alerta. Me pregunto si, a fin de cuentas, no tendrás razón.
Rydberg señaló una casa junto a la de Rune Bergman.
– Está vacía -dijo-. Desde dentro del jardín se domina la calle y la puerta de atrás. Por si se le ocurriera salir por allí. Hay un banco donde sentarse. Si llevas ropa de abrigo.
Kurt Wallander había visto una cabina de teléfonos camino de la casa de Bergman. Le dijo a Rydberg que llamara a Norén. Si no había pasado nada importante podía irse en su coche a casa.
– Vendré sobre las siete. No te mueras de frío.
Desapareció sin hacer ruido. Kurt Wallander estuvo un rato obs
Навигация с клавиатуры: следующая страница -
или ,
предыдущая -